jueves, 22 de julio de 2010

20-La tempestad
De nuevo,demasiadas preguntas para cero respuestas.Vi el rostro de Marco.Su mandibula en tensión y sus ojos llenos de odio, le daban un aspecto de asesino con ganas de arrebatar a la primera persona que se encontrase. No era el chico que me confeso sus sentimientos en el instituto.Intenté acercarme un poco más, pero al cercarme una piedra cayó al vacio y chocó contra la cabeza de alguno d elos secuaces.Sabia que corría peligro,pero aún así me mantuve serena.Se originó un gran rebuelo y unos cuantos hombres subieron, junto con Apiuntón y Marco, al lugar donde me encontraba.Necesitaba tiempo, así que corrí al exterior sabiendo que vendrían tras de mi. Corrí todo el camino hacia el exterior.Ya fuera me escondí cerca un árbol de tronco ancho y aspecto antiguo.

-Aquí debe de estar. A no ser que sea un animal.

-No es un animal y su olor es muy dulce. El tipo de olor de un ser inmortal.Querida, sal de donde estes.Podemos hablar

Sus palabras eran tan falsas pero su tono intentaba ser amable.Entonces dije:

-¿Sí?.Pues dime,¿donde está mi guía y liberalo?

-Me temo que tu petición no es posible.

Salí de mi escondite y corrí d eun salto en el centro del corro que habian formado.Levanté la cabeza y fije mi mirada a sus caras diciendo:

-Entonces deberaís morir.

De pronto dos de los secuaces corrieron hacia mi y me atacaron al modo tradicional: a puñetazos.Aquello me hizó reir y esquive todos sus golpes fallidos. Después les devolví los golpes y cayerón. Otros cuantos secuaces aparecieorn con katanas pero ni eso pudo con la fuente de odio que me dominaba.Y mi mejorado y verdadero yo estaba en pleno extasis de felicidad.

-Si teneis ganas de juagr con katanas, por mi vale.

Una sonrisa malvada apareció en mi rostro.Como si aquello me gustase.

Tras unos espadazos contra mis oponentes, lo único que se oía era el sonido agudo del acero chocado. Sin saberlo, maté a los hombres que tenía delante con sus propias katanas. Aquella escena me hizó recordar a Kill Bill.Pero yo no era tan sanguinaría¿o sí?.Esperé al siguiente movimienton.Entonces Apiuntón dijo:

-Veo que te subestime.Pero ahora veremos si eres tan fuerte.

Supe que me iba a enfrentar contra él. Apiuntón dirigió su mirada a us pupilo: Marco. Y este salió a defender a su maestro. Aún tenía el rostro tenso y sus ojos brillaban de rabia. Era como si él no fuese él.

2 comentarios:

  1. Nooooooo! Me dejas a mitad de batalla de katanas! No he comentado en los anteriores capitulos porque me los he leido seguidos ;)jejeje

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  2. ok, pues nada a leer, y lo siento x dejarte en la batalla de katanas, pero me gusta dejarós con saber más.jejeje,bss

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